José Joel negó ser buscado para ver si él y su hermana Marysol están interesados en rescatar la casa a nombre de su padre José José, en Homestead, Florida, en la que viven su media hermana Sara Sosa y la viuda del cantante Sara Salazar... Es más, dijo que si "las Saras" la pierden por no pagar la hipoteca, se hará "justicia divina".
"Esa casa, cuando mi papá se viene a México, con la situación del cáncer, Sarita no dejaba de fastidiar: 'tienes que venir a pagarme la casa, tienes que venir aquí conmigo'... Mi papá ya no quería estar en Miami", aseguró el hijo del intérprete de El Triste y Gavilán o Paloma a los medios.
En la inauguración de un centro de espectáculos, el también cantante contó a los medios que lo abordaron que después de que le detectaron el cáncer a su papá en Estados Unidos, se regresa a México en busca de una segunda opinión y ahí les dice a él y a su hermana Marysol que quiere quedarse ahí para tratarse.
Pero, agregó José Joel, tanto insistió su media hermana Sarita, que su papá con todo y sus quimios, se fue a Miami, y que luego se volvió a regresar a México.
"Cuando fallece nos enteramos que ya la situación estaba tan fregada con estas Saras", dijo refiriéndose a Sarita Sosa y a la viuda su padre, Sara Salazar, "que la casa la dejó a su nombre, no a nombre de la niña".
El hijo de "El Príncipe de la Canción" aseguró que esa casa pertenece a su madre, Anel Noreña, declarada en México heredera universal, pese a que Sarita y su madre viven ahí.
"No estamos en el plan de hacerle daño a nadie", aseguró el hijo de El Príncipe de la Canción. "No nos interesa ir a sacar a la niña de la casa, ahora de mi mamá, porque solita se está saliendo (por no poder pagar la hipoteca)".
"SE HARÁ JUSTICIA DIVINA"
José Joel lamentó que su media hermana no hiciera nada con su vida.
"Pobrecita, se casó, creo que ya va en el segundo niño, y fuera de eso ¿qué hace? Yo no recuerdo más allá de que acabara sexto (de primaria) y ya para secundaria andaba ya queriendo cantar de la mano de su mamá, que la quería hacer artista".
Dejó en claro que la casa de Miami no es algo que le quite el sueño a su familia, y que no sabe si a falta de pago pueda ser embargada.
"Es una casa grande, lo último que supe es que estaban viviendo ahí ella y el marido y la mamá y el tío y el primo y tres perros y el perico. Toda una vecindad bastante curiosa, en donde si se pierde (la casa), pues no nos urge tenerla, porque más allá de los dineros, está el seguir defendiendo el nombre de mi papá".
"Si esa casa se pierde", aseguró, "se hará justicia divina y esta gente tendrá que irse a no sé dónde".
Descartó que su familia esté interesada en pagar la hipoteca de la casa, pues dijo, "saldría más caro el caldo que las albóndigas", ya que costaría viajar a Miami tan sólo para ver qué está pasando, contratar a un abogado, enfrentarse al inglés y pagar grandes cantidades dinero de todo lo que se debe en dólares.
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