Elizabeth Aguilar, la actriz que hizo historia al convertirse en la primera mujer mexicana en posar para la icónica revista Playboy, recordó muy conmovida que hace años, tras salir de una premiación e ir a cenar, fue secuestrada, violentada y abusada sexualmente.
En una entrevista para el canal de YouTube de la periodista Matilde Obregón, la exmodelo de 70 años contó a detalle que tras salir de los premios las Diosas de Plata en la Ciudad de México, ella y una amiga de nombre Mónica se fueron a cenar acompañadas de Silvia Pinal a un restaurante argentino que cierra muy tarde.
Al terminar, Pinal fue llevada por su chofer a su casa y Elizabeth decidió llevar a su amiga a su hogar, y ahí comenzó el terror.
"Es un tema un poco difícil, pero espero que ya superado", dijo la también cantante y bailarina antes de comenzar su relato.
"Íbamos llegando a la casa de Mónica y que nos amarran (las interceptan) ahí, se bajaron con pistola en mano, la metieron (a Mónica) al asiento de atrás, yo iba manejando y a mí me pusieron la pistola acá (a un costado), ni siquiera me bajé (de la camioneta) me tuve que meter (a la parte trasera) por en medio".
Aguilar contó que fueron tres los delincuentes los que las secuestraron y que aunque les exigieron mantenerse en silencio y con la cabeza abajo, ella pudo medio ver a uno de ellos.
"Mónica venía del lado de la ventanilla y le dieron un cachazo porque no se (callaba), horrible… (yo) alcancé a distinguir a uno que tenía el cachete cacarizo", detalló.
Ante la incertidumbre de qué pasaría con ellas, su amiga les advirtió a los secuestradores que no tenían dinero, incluso les dijo que la Pinal no les daría ningún rescate por ellas.
"Mónica les dijo: 'yo no tengo dinero, si le quieren pedir a Silvia ni les va a dar nada'", dijo. "Fueron unas horas de terror, terrible, violentadas, muy maltratadas… Abusaron de nosotras".
Elizabeth y su amiga, de quien nunca dio su apellido, fueron trasladadas a una casa en donde afirman abusaron sexualmente de ellas y fueron despojadas de sus pertenencias de valor.
"Nos llevaron a una casa, quién sabe qué hacían, fue horrible. Ese día yo traía aretitos de oro, un (collar de) zafirito con diamantes, una pulsera con brillantitos, un anillito también con diamantitos. Me quitaron todo".
Esa misma noche, la actriz y su amiga fueron liberadas y trasladadas en la camioneta de Aguilar que, aunque le prometieron dejarla cerca del lugar, nunca pudo recuperarla.
"Gracias a Dios nos volvieron a meter a mi camioneta y nos dejaron tiradas en la delegación (hoy alcaldía) Tláhuac (en la Ciudad de México), en la calle de Pirañas, no se me olvida nunca", dijo.
EL SECUESTRADOR ESTABA EN PRIMERA FILA
Pero la pesadilla no terminó ahí, pues Elizabeth volvió a ver a uno de sus secuestradores sentado en primera fila en el teatro en donde ella daba función.
"Cuando estaba en el teatro yo veía al tipo, el jefe nos fue a ver a dos o tres funciones. Estaba con una gorra, sentado y era un miedo, un pavor, pero estaba en escena y les decía (a su personal de seguridad): '¡ahí está sentado en la primera fila!', pero inmediatamente se fue en el intermedio del primer acto".
Tuvieron que pasar dos años y que su amiga Mónica insistiera para que ambas acudieran a interponer la denuncia, para que las autoridades los capturaran.
"Dos años después los agarraron porque uno de los tipos se ufanaba que había estado conmigo", comentó. "Fuímos a levantar el acta y yo decía: 'ya que los perdone Dios', pero (Mónica) fue persistente, insistió, hasta que agarraron a uno y lo fuimos a identificar, luego agarraron al otro".
Para superar el mal momento, Elizabeth Aguilar dijo que recurrió al apoyo profesional, pero su fe cristiana ha sido la que, asegura, le ha ayudado a tener fortaleza.
"Los psicólogos y tanatólogos te ayudan a que saques todo: el coraje, el miedo… Tienes que ir con un profesional a que te ayude y tienes que hacer un trabajo interno de reflexión, de oración, que te ayuden a salir adelante y no clavarte en esa situación, que es una cosa fuerte.
"Fue una experiencia bien fuerte, pero ya superada. Dios es muy grande, es lo más grande que me ha sucedido, lo mejor, gracias a él estoy viva, estoy sana, tengo la fortaleza, tengo la gracia, Dios te llena de cosas bellas para superar cualquier cosa tan difícil, como un secuestro, una violación, como la muerte de un ser querido", dijo entre lágrimas.
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