Era su grande amigo, casi casi su mentor, pero Saúl "El Canelo" Álvarez ya no aguantó a Óscar de la Hoya y lo acaba de demandar por incumplimiento de contrato.
La demanda de "El Canelo", interpuesta este martes en una federal de Los Ángeles, también es en contra Golden Boy Promotions (empresa de De la Hoya) y DAZN, un servicio de streaming que transmitía las peleas del boxeador por todo el mundo.
¿Y cuál fue el desacuerdo? Pues porque el campeón pelirrojo no ha podido pelear desde noviembre del año pasado, y se suponía que los demandados le conseguirían como dos peleas por año, y no ha habido nada.
"Soy el número uno libra por libra del mundo. No tengo miedo a ningún oponente en el ring, y no voy a dejar que las fallas de mi plataforma de distribución o promotores me mantengan lejos del ring", dijo "El Canelo" a través de un comunicado.
"Interpuse la demanda" agregó, "así que puedo ya regresar al boxeo y darle a mis fanáticos las peleas que se merecen".
Se supone que sí le han conseguido prospectos para contrincantes, pero al boxeador y/o a sus promotores no les han convencido.
Y digo yo, que no sé mucho de peleas: ¿No será que estos tiempos del Covid-19 y las estrictas medidas de salud no son los más adecuados para ponerse muy exigentes y querer pelear cuando las condiciones no están para eso?
Y lo peor: el mexicano acababa de firmar una renovación de contrato con De la Hoya por otros cinco años.
Según la cadena ESPN, en el último trimestre de 2018 el boxeador habría firmado con Golden Boy Promotions y DAZN un contrato por 415 millones de dólares.
Más comisiones por cada pelea, cada transmisión televisiva y cada taquilla por combate, suman mucho, pero mucha lana.
Con razón la demanda, porque aunque sean amigos, cuando hay tanto dinero de por medio, la amistad acaba.
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