En charla con Lourdes del Río para su programa En Positivo, de YouTube, la conductora de Primer Impacto, Pamela Silva, habló del momento más agitado de su vida: su embarazo durante la pandemia y en pleno divorcio del expresidente de Univision, César Conde.
"Estábamos en pandemia, estaba embarazada… yo me sentía físicamente muy bien, con brillo, fuerte; para mí fue una gran bendición estar en mi hogar, con mi mamá y mi hermana", contó sobre aquellos meses en que el mundo se paralizó por el Covid.
Pamela dice que, pese al ruido alrededor, vivió un embarazo sereno de su hijo Ford, que tuvo con su amigo y empresario canadiense Jordan Siberry, quien siempre ha sido un padre presente en la vida del niño.
La periodista peruana usó una imagen poderosa para describir aquel caótico e inusual periodo que vivió: "Es como una tormenta de huracán categoría 5: se mueve, te revuelca y es difícil, pero cuando pasa la tormenta se queda lo que se tiene que quedar. El día después del huracán es el más lindo: el sol está despejado… todo está tranquilo".
Sobre el fin de su matrimonio, dijo una frase que define el duelo que atraviesan muchas parejas: "El divorcio, siempre he dicho, es como ir a un funeral, pero no hay muerto. Es triste, y es pasar por el luto de una visión, de algo que tú querías".
La presentadora de Univision admitió que ella soñaba con la "familia perfecta", y que aceptar que esa imagen se había roto fue parte del proceso. Pero la fe, afirma, fue su ancla.
"Me aferré mucho a mi relación con Jesucristo y con Dios", dijo, recordando un momento de oración en el que sintió una certeza profunda: 'Todo va a estar bien, levántate, todo va a estar bien'. Sentí una tranquilidad inexplicable… una paz que sólo puede dar Dios". Y aunque a su alrededor había preocupación, ella se repetía: "Todo va a estar bien".
A quienes atraviesan transiciones difíciles, les dejó un mensaje: "Tengan fe de que es temporal y que al final todo va a funcionar para bien, para los planes de Dios, que son los mejores".
Y cada día, aseguró, tiene un recordatorio de esa promesa cumplida: "Cada vez que veo a mi hijo, es la gran bendición de Dios, la alegría que me brinda".
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