Como recordarán, Inés Gómez Mont y su marido Víctor Manuel Álvarez Puga andan huyendo desde septiembre del año pasado, acusados de lavado 148 millones de dólares, peculado y enriquecimiento ilícito, entre otros cargos.
Diez meses de después y luego de solicitar un amparo a través de sus abogados, a la ex presentadora de Televisa y TV Azteca no sólo se le negó dicha petición, sino que le giraron una segunda orden de aprehensión, esta vez por fraude fiscal al haber evadido 320,000 dólares de impuestos en 2015.
He conversado con amigos del medio y periodistas, y todos nos sorprendemos no sólo en cómo Inés pudo amasar tanta riqueza, presumir como si nada su opulencia en las redes sociales y hasta lograr evadir a la justicia cuando está siendo buscada por cielo, mar y tierra en muchos países.
Y la pregunta que nos hacemos: ¿Cómo le hacen para andar de prófugos, huyendo de aquí para allá con tantos niños? Porque por más discretos que quieran ser, si como dicen han sido vistos en varias ciudades y países, no hay manera de que pasen desapercibidos en un aeropuerto, hangar privado, en un taxi o en algún supermercado (porque tienen que comer).
¡Son dos papás con siete hijos! Si hay madres que ya no hallaban la salida con uno dos hijos en casa durante la pandemia, ya me imagino a tantos chamaquitos de la misma edad, acostumbrados a tener nanas, peleando la atención de su mamá.
¿O será que andan prófugos de la justicia con todo y nanas?
Inés aún no ha sido capturada y quizás se lleven tiempo en hacerlo, pero como dice una amiga que es mamá: por más cariñosa que sea, como madre de tiempo completo encerrada día y noche tratando de entretener a sus siete hijos, no la ha de estar pasando bien.
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