Con una entereza admirable, como admirable ha sido siempre su cordialidad con los medios de comunicación, una vez recibió las cenizas de su adorado Julián, Maribel Guardia salió de su casa para agradecer el cariño de la gente tras la muerte de su único hijo.
Ante una aglomeración de reporteros, que como en pocas veces no interrumpieron ni armaron zafarrancho, la actriz acompañada de Imelda Garza Tuñón, su nuera, la ahora viuda de Julián Figueroa, contaron detalles de lo que ocurrió en estos dos días de duelo con sus más allegados.
"No quise hacer nada en una funeraria porque Julián murió en la casa y porque Julián, cuando murió su papá, sufrió muchísimo con que lo anduvieron (trayendo) de arriba y para abajo.
"Siempre me dijo 'yo no pude llorar bien a mi papá', y cuando murió, Imelda y yo decidimos que lo íbamos a cremar, para que el bebé no viera su cadáver porque iba a ser muy traumático para él. Y necesitábamos vivir este dolor en familia, con gente que realmente conoció y amó a Julián", dijo Maribel.
Al referirse a los programas de televisión que en estos dos últimos días le han dedicado reportajes y homenajes a su hijo, la actriz dijo "muchas gracias, se los agradezco mucho", para luego soltarse en llanto.
"Era mi amor, el niño de mis ojos, y ha sido muy duro perderlo, pero Dios me lo dio y Dios me lo quitó".
Destacó que su hijo tenía toda una vida por delante: "Tenía 500 composiciones, montaba a caballo, tocaba el piano, tocaba la guitarra... gracias a Dios me dejó a esta niña tan linda", dijo refiriéndose a Imelda, "mi nuera que la adoro y a un bebé precioso, al cual tenemos que sacar adelante".
"Les pido a todos los que me están viendo que recen mucho por mi hijo y que recen mucho por nosotros para que podamos tener valor".
"le pido a Dios que A sus hijos los vean crecer y los vean casarse, que los vean tener nietos, los vean triunfar y que sus hijos los entierren a ustedes, porque no hay dolor más grande que enterrar a un hijo y pasar por este dolor tan grande. No se lo deseo a nadie".
Maribel contó que el domingo que murió y ella andaba apurada para irse a trabajar al teatro, Julián le pidió un diurex (cinta adhesiva).
"Me dijo 'mamá ¿tienes un diurex? Le dije 'ay, papito'. Yo andaba corriendo para irme al teatro. 'Pero mamá, préstame un diurex', y yo buscaba y no la encontraba. 'Préstame un Kola Loca (pegamento) porque mira el dibujo que me hizo Julián', era un león grande y uno chiquito.
Imelda dijo entre llanto que el niño decía que eran él y su papá.
"Y cuando llegué yo y lo encontré muerto a mi hijo", agregó Maribel llorando, "estaba en la pared pegado el dibujito con los leoncitos".
La actriz reiteró: "Dios me bendijo con mi hijo, Dios me lo quitó y que vuele alto mi hijo, sé que algún día nos vamos a encontrar, y espero que ahora esté con su papá".
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