Luego de 40 cirugías para salvar sus glúteos y de los conflictos familiares que ha vivido con su hija Frida Sofía, la salud mental y física de Alejandra Guzmán se vieron tremendamente afectadas, por lo que buscó apoyo profesional terapéutico para poder salir adelante.
En una conferencia en la Arena de la Ciudad de México, en la que anunció su regreso a los escenarios, La Guzmán confesó que luego del calvario que vivió tras haberse inyectado polímeros en los glúteos para agrandarlos y que le provocaran grandes daños, fuertes dolores y 13 años de tratamiento, su salud mental se vio muy afectada.
"Me deprimí, pero sé pedir ayuda y hago todo por estar en paz", dijo la Reina de Corazones. "Todo pasa por algo y lo enfrento, aprendo de mí, reconozco las cosas grandes que he logrado y ahora tengo más sabiduría".
Para llegar ahí, Alejandra Guzmán acudió con un neuropsiquiatra, pues también tocó fondo en otros aspectos de su vida, como en su relación con su hija Frida Sofía.
"Ya he tocado fondo en distintos rubros, pero pedir ayuda es de grandes, el saber decir 'ok, necesito volver a ser yo, volver a sentir alegría por la vida'", es lo que estoy haciendo.
"Tengo más fe que miedo, en realidad a veces me he deprimido pero también he pedido ayuda. Estoy con un neuropsiquiatra y ahorita por eso me ven diferente porque estoy tranquila, estoy bien, estoy en paz, estoy meditando", dijo.
Al final se dijo agradecida por el aprendizaje que le ha dejado cada una de sus experiencias.
"Todo eso que ha pasado al final lo agradezco porque estoy bien, porque he aprendido mucho, porque no cualquiera podría pasar todo esto", declaró.
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