Imagina que alguien te insulta: "¡qué gorda estás!", "¡te ves vieja!", "¡eres una tonta!", "¡nunca haces nada bien!". ¿Cómo reaccionarías? Seguramente te ofenderías y no aguantarías que nadie te hable así, ya que estas palabras son un golpe fuerte para tu autoestima. Sin embrago, muchas veces tu misma te lanzas golpes.
Por ejemplo, cuando olvidas el celular en la casa o cuando tienes prisa para llegar a un lugar y te pierdes o cuando derramas la salsa de tomate en tu camisa nueva, inmediatamente te golpeas:"¡que estúpida soy, no sirvo para nada!".
¿Sabías que cada vez que te insultas, lastimas tu autoestima? Aunque no lo hagas con esa intención, sin darte cuenta estás destruyendo tu fuerza interior. Es como cuando regañas a un niño y le dices: "no sirves para nada", aplastas su autoestima y lo perjudicas de por vida.
Evita lacerar tu interior y más bien eleva tu autoestima; el amor propio se manifiesta en el diálogo interno que entablas contigo. Con mejorarlo un poquito, logras resolver muchos conflictos y garantizarte una vida exitosa y feliz.
No permitas que tus palabras te golpeen. Utiliza el mismo vocabulario que usas cuando le hablas a un ser que amas. A continuación te describo tres tipos de palabras que aumentan el amor propio:
Palabras motivadoras; úsalas cuando sientas miedo, inseguridades, o estés a punto de tirar la toalla. Di en voz alta: "yo puedo", "no me rindo", "creo en mi".
Palabras consoladoras; en momentos de tristeza, frustración o desconsuelo, reconfórtate: "no me voy preocupar", "la próxima vez será mejor", "no es culpa mía", "todo va a estar bien".
Palabras halagadoras; ¡empléalas lo más posible! Con mucho amor y una gran sonrisa, exprésate: "soy muy bonita", "tengo mucho talento", "soy lo máximo", "me quiero mucho".
Utiliza contigo el mismo lenguaje de amor que usarías hacia con un ser amado. Cuando te hables, utiliza palabras para inspirarte, motivarte y alentarte a ser mejor.
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