“¡Ya puedo morirme tranquila!”, fue lo primero que pensé justo después de lanzarme, entre las nubes, desde lo alto de una montaña inmensa durante un viaje que hice a Brasil. Me lancé en un ala delta (“hang gliding”). ¡Qué experiencia tan fascinante! Siempre había tenido la ilusión de volar… ¡y ese día por fin me atreví a hacerlo!

No quería que cuando llegue al final de mi vida tener que arrepentirme —cuando ya no hay tiempo— de no haber realizado las cosas que siempre quise hacer y que, por una causa u otra, nunca me decidí a llevar a cabo. Sin embargo, ¡son tantos los que tienen que arrepentirse de muchas cosas en sus últimos días!

Estudios recientes muestran que en su lecho de muerte gran cantidad de personas sufren inmensamente por no haber hecho cosas que toda su vida desearon hacer. Es más, en “Los Cinco Arrepentimientos de los Moribundos”, un excelente libro que te recomiendo, su autora, Bronnie Ware —una enfermera dedicada a cuidar pacientes terminales—, resume las cinco cosas principales de las cuales se arrepienten muchos en sus últimos días:

  1. No haber tenido del valor de hacer lo que realmente querían.
  2. Haber trabajado demasiado y no haber disfrutado lo suficiente de sus hijos ni de su pareja.
  3. No haber expresado sus sentimientos y permitir que otros decidieran por ellos.
  4. No haber pasado más tiempo con sus amigos.
  5. No haberse permitido a sí mismos ser más felices.

Comparto esto contigo porque quiero que esta lista te sirva de inspiración para evitar esos arrepentimientos al final de tu propia vida. Llénate de valor a diario para que hagas lo que quieres hacer y para que expreses libremente lo que sientes sin prejuicios ni temores al que dirán.

Separa el tiempo que te hace falta para pasarla bien con tus amigos, ver crecer a tus hijos y disfrutar de ellos y de tu pareja. Si sientes amor por alguien, exprésalo sin miedo al rechazo; trabaja porque te gusta hacerlo, pero no vivas para trabajar; e intenta las aventuras más locas que guardas en tu corazón.

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